De: La Frikipedia, la enciclopedia extremadamente seria. De: La Frikipedia, la enciclopedia extremadamente seria.
| De la serie enfermedades y padecimientos: | |||
| Síndrome del soldado de asalto | |||
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| Nombre común | Nuestros héroes favoritos siempre tienen que ganar. | ||
| Clase | Pandemia cinematográfica. | ||
| Afecta a | Sistema nervioso central y periférico. | ||
| Número de enfermos | Del orden de los 500 millones. | ||
| Pruebas clínicas | Cualquier aventura de héroes. | ||
| Extendida en | Todos los universos. | ||
| Diagnosis (síntomas) | No podemos contra una única persona. | ||
| Tratamiento | Lo hemos intentando todo... | ||
| Prognosis (expectativas) | Resignarnos y tirar las armas. | ||
| ¿Contagiosa? | Es como si cada uno quisera fallar más que el otro. | ||
| Dieta | La droga de los soldados terran (sólo efectiva si los zerg no son los héroes elegidos destinados a salvar el universo). | ||
| Caso famoso | Los masillas. | ||
El síndrome del soldado de asalto es una enfermedad que afecta exclusivamente a uno de los bandos en una pelea, batalla o guerra; caracterizada en la imposibilidad de impactar, herir o matar al enemigo.
Los primeros indicios de la existencia del síndrome se remontan en el Imperio Persa hacia el siglo III a.C, cuando tras perder apabullantemente varias veces contra Alejandro Magno, los médicos persas comienzan a practicar autopsias a los cadáveres de los soldados caídos, aunque obviamente la herida de pecho a espalda ya determinaba de qué habría muerto el desafortunado soldado.
El hecho de que por cada macedonio muriesen cincuenta persas significaba que más allá de las estrategias militares alguna clase de enfermedad debía estar afectando el rendimiento de cada soldado. Con los medios de los que disponían lo único que pudieron concluir es que de existir tal enfermedad, ésta no afectaba a nada de lo que conocía la Medicina de la Antigüedad.
La situación ha sido la misma siempre que un ejército era masacrado por el enemigo: general victorioso con el 95% de las filas en pie y general derrotado que no termina de creerse que el 80% de su ejército haya sido literalmente masacrado. Cuando este resultado llegaba a las cortes del derrotado, el Rey o Emperador mandaba por un lado la inmediata ejecución del todavía incrédulo general y por otro que se realizasen las oportunas investigaciones forenses. De éstas tampoco se pudo sacar ninguna conclusión médica, pero las pruebas realizadas a las armaduras, armas y caballos determinaron que mientras las primeras no tenían las propiedades mecánicas esperadas, los segundos eran más lentos que de costumbre. En ese momento, de existir tal enfermedad, ésta no afectaba a nada de lo que conocía la Medicina Moderna y, además, merma las propiedades mecánicas de las armas y hace que los caballos sean más lentos.
No fue hasta el siglo XIX, después de las primeras fundamentaciones de los fenómenos electromagnéticos, cuando la Medicina contó con los medios para realizar los experimentos a aquellas partes del cuerpo que nunca fueron tratadas anteriormente: el sistema nervioso central y periférico. Las pruebas de conductividad realizadas sobre las médulas de los soldados abatidos en el 98 demostraron la existencia de una caída de potencial fuera de lo común desde las cervicales hasta el cóccix, motivo por el cual los tiempos de respuesta del aparato locomotor como consecuencia de los estímulos cerebrales (reflejos) podía perfectamente aumentar desde medio segundo hasta dos segundos, dando una clara ventaja al enemigo.
Tercer Reich afectado por el SSA.
El síndrome del soldado de asalto es causado por el denominado virus de electrodepresión medular. Aunque a día de hoy se desconoce con exactitud sus medios potenciales de propagación, se sabe que es altamente contagioso a través de la sangre, al demostrarse que durante las mencionadas guerras los médicos solían atender a sus pacientes utilizando para unos y otros los mismos instrumentos.
Una vez contraído, el virus de electrodepresión ataca las células nerviosas tras disolver sus membranas con agentes químicos y las muta de manera que éstas son incapaces de deshacerse del fósforo tomado de la sangre.
El fósforo es un material que no conduce la electricidad, y su excesiva acumulación en los nervios aumenta la resistencia al paso de ésta, lo cual provoca que al cerebro le cueste cada vez más comunicarse con el resto del cuerpo a través de los nervios.
Se distingue dos fases de la infección:
El SSA se manifiesta a las tres semanas de contraer la enfermedad, afectando en primer lugar a la médula espinal. Aunque no existen evidencias de que el virus entorpezca la comunicación neurotransmitiva, las últimas líneas de investigación apuntan a que la falta de coordinación de los ejércitos se debe a que no se cumple en numerosos casos las órdenes de los oficiales, lo cual podría ser debido a disminuciones de las capacidades de atención y coordinación causadas por daño cerebral. Se han registrado numerosos casos de que toda una centuria ataque a una única persona de uno en uno.
Esta etapa se produce a las cinco semanas de contraer la enfermedad. Una vez que el virus ha infectado la médula espinal en su totalidad, éste sufre una pequeña mutación y comienza a propagarse por todos los nervios del cuerpo. Los efectos aumentan ligeramente a excepción del nervio óptico. En el caso de los ojos, el virus afecta de una manera tal que sería igual que decir que la velocidad de la luz se ha reducido un 75% para el afectado.
El cerebro entra en un estado de «¿Qué cojones pasa aquí?» profundo y como represalia, en algunos casos recurrirá al único medio de comunicación con el cuerpo que le queda: las hormonas. Por ello se dispara la acción del hipotálamo y los valores hormonales acaban por salirse de los intervalos normales. Esto afecta tanto emocionalmente, cambiando de un momento a otro de irascibilidad a depresión; como físicamente, creando todo tipo de trastornos nutricionales (fallos en riñones, en hígado, en estómago...) y produciendo saltos notables en el apetito sexual.
Si tras errar el tiro del papel, pañuelo o cualquier otra cosa a la papelera; o bien si queriendo hacer diana en los dardos usted ha dejado tuerto al camarero, por favor, deje de inmediato este tipo de actividades y acuda lo antes posible a un médico, porque podría padecer el SSA. El diagnóstico consiste en jugar una partida al Counter Strike y determinar el número de bots muertos en función de la munición disponible (normalmente suele utilizarse la ametralladora, aunque ciertos tipos de conductas exigen armas de precisión como el rifle de francotirador). Si usted da positivo, entonces el médico tiene la potestad de denegarle el permiso de conducir y de hacer constar que debido a la enfermedad usted bajo ningún concepto puede utilizar armas de fuego reales (lo que imposibilitará su acceso al cuerpo de Policía o al Ejército, precisamente para evitar los desastres que pasan a la Historia).
No existe remedio para la enfermedad (los síntomas son irreversibles) pero sí que es controlable si se realizan dietas pobres en fósforo y grasa (que también tiende a acumularse en las vías nerviosas). Lo que sí que existe son soluciones técnicas altamente experimentales, consistentes en la introducción de baterías biocompatibles que se adhieren tramo a tramo a la columna vertebral para compensar la caída de potencial; o en el "puenteo" del SNP utilizando cables de material superconductor.
Diversos directores entre los que destacan Steven Spielberg, George Lucas y Quentin Tarantino se han aprovechado de la existencia de esta enfermedad para justificar las pésimas actuaciones de los antagonistas en sus películas, hasta tal punto que ha sido el soldado de asalto quien ha acabado dando nombre al síndrome. Pero ellos se toman la libertad de añadir una ley adicional, cliché cinematográfico, que consiste en lo que desde un punto de vista estratégico podría clasificarse como límite de población indefinido:
| Entre los malos hay alguien todavía más malo y poderoso, que planta cara al héroe y que a diferencia de sus súbditos no morirá para no quitar sentido a la aventura. Se retirará diciendo «volveremos a vernos», «esto no ha hecho más que comenzar», «tu alma es mía» o «nuestros destinos están ligados, no puedes matarme» y a continuación volverá con más súbditos, claramente afectados por el síndrome del soldado de asalto, y que no se sabe de dónde ha sacado. Es la Ley de Spawn Infinito. |
Estas teorías cinematográficas también se propagan a las series de televisión y videojuegos. Desde aquí lo único que tenemos que decir es que toda saga debe tener su Imperio Contraataca.
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